Sunday, March 21, 2010

Por mas que la mona se vista de seda, mona queda

¡Que historia llena de muertes y tristezas! Me parece que en el final de esta historia no había ningún tipo de esperanza. También creo que todo lo que comienza, termina en un estado de soledad. Después de haber leído este libro comencé a pensar en los ciclos de la vida. Cuando era muy joven, viví por un tiempo en una pequeña ciudad de Texas. Casi todos los fines de semana viajábamos a Dallas o a Houston para hacer cosas que no puedo recordar hoy en día, ya que no eran importantes. Pero a pesar de no recordar los motivos de los viajes, siempre los tengo en mi memoria. Conducíamos a través de muchos pequeños pueblos, y algunos parecían que habían tenido mucha población en el pasado, así como también mucha actividad. Pero ese había quedado en el pasado, ya que cuando nosotros atravesábamos los mismos en nuestro auto, no había nadie y la naturaleza había tomado el pueblo. Creo que a causa de la modernización, la economía de los pequeños pueblos no era demasiado importante y debido a esto los habitantes debieron mudarse a las ciudades más grandes en busca de oportunidades mejores. Todo lo que fue dejado atrás, fue un pueblo fantasma que hoy se parece a una reliquia antigua. Cien años de soledad me hizo recordar mucho a esos pueblos que solía recordar en mi juventud.

Encontré muchas cosas interesantes en la parte final del libro. Primero, me gusto mucho la descripción de la bacinilla que, “era de mucho oro y de mucha heráldica, pero lo que tenia dentro era pura mierda.” Eso me hace pensar que, sin intención de ser irrespetuoso con mi vocabulario, lo que mierda es, mierda queda. Lo puede arreglar o disfrazar para que parezca diferente, pero es todavía mierda. En mi opinión, esto se relaciona con diferentes elementos en la historia, como cuando los protagonistas al principio miran las cosas con un aire de algo hermoso, pero al final solamente estaba la mierda que parecía como algo diferente al principio porque estaba rodeado en una caja de oro.

También me intereso mucho el transcurso del tiempo y su efecto sobre la historia. De repente, las historias de los Buendía se transformaron en cuentos fantásticos y pareciera que nunca hubiesen existido. Por ejemplo, Aureliano no pudo encontrar a casi nadie que, “recordara a su familia, ni siquiera al coronel Aureliano Buendía, salvo el más antiguo de los negros antillanos.” Es como si su familia no hubiese existido. Otra parte del libro que me gusto fue cuando Aureliano empieza a investigar acerca de sus orígenes y le hace preguntas al padre Nicanor Reyna para obtener información y este le respondió, “hace muchos años hubo aquí una calle que se llamaba así, y por esos entonces la gente tenía la costumbre de ponerles a los hijos los nombres de las calles.” Es triste que el coronel Aureliano Buendía no sea recordado como tal por su memoria como Coronel sino que es asociado al nombre de una calle. Con el transcurso del tiempo la realidad se transforma en mito, el mito se convierte en fantasía, y la fantasía pronto es olvidada y reemplazada por un nombre de una calle vieja que tiene orígenes desconocidos.

1 comment:

Chris Weber said...

Me encanta esa idea de que una vez que se sale de la memoria un hecho cualquiera es como si nunca hubiera existido. Es como decir que nada importa, pues todo algún día morirá o saldrá de la memoria y en ese momento ya no hay indicios de historia. Uno simplemente para de existir para siempre.

Me acuerdo de cuando leí el libro por primera vez. Yo intentaba encontrar algún significado racional para todo lo mágico de la obra... y llegando al final, lo interpreté como si la ciudad se vació naturalmente y con eso toda la historia, las personas, los hechos se fueron también.

Y entonces empezé a pensar: en el momento que yo termine y baje el libro, daré un paso hacia el olvido. Y con los años me acordaré de menos y menos hasta que llegue a solo los fundamentos de la trama y entonces... nada. Será como si nunca he leído el libro. El libro cesará a existir en mi mente.

...ese pensamiento me incomodó mucho, pero ahora ya comprendo que poquísimas cosas me duraran la vida en la cabeza. Pero lo que importa es el impacto que me haga en el momento, pues la vida no es sino una serie de momentos. Aprovechemos cada uno en el presente sin demasiada preocupación con el futuro.

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